Es posible ir caminando un día, por una calle cualquiera, y sin pretenderlo tropezarse con una flor como en cualquier otro momento hubieras tropezado con una piedra. La mirás, le sonreís, la tomás entre tus manos, y la integrás a tu vida y a tu pensamiento (así de simple).
Hay flores y flores, claro está. Hay unas a las que bien podría llamársele “la maravilla”; porque te enseñan con cada hoja que pierden, con cada brotecito que nace, con cada pétalo que asoman. Y mágica, misteriosamente, te alimentan y te impulsan a alimentarlas; porque cuando una flor golpea tu puerta es para que la cuides, y te dejes acariciar por su perfume.
Puedo verlas. Están allí. Las siento cerca.
Son mujeres con extraños códigos. Mujeres de acero, de cenizas, arena, viento y lágrima. Mujeres que renacen y te invitan a renacer. Mujeres melodía… Mujeres clepsidra...
No son flores corrientes. Son flores silvestres que provocan toda clase encontrada de sensaciones y pensamientos (de los más diversos), y que tienen la extrañeza de no cuajar en este loco mundo.
Cuando las veas, si atinas a reconocer su esencia de flor sabia (savia femenina), si por esas casualidades te las cruzas; confía en tu instinto y déjalas echar raíces a tu lado. Porque sólo echando raíces consiguen levantar vuelo.
martes, 26 de enero de 2016
miércoles, 20 de enero de 2016
Desandares
Lágrimas como dagas,
olvidos repletos de despertares,
noches insomnes dedicando pensamientos
esparcidos por la nada.
Anhelos equivocados,
silencios como palabras...
No importa si me escuchas.
Es tan doloroso el llanto
como lo fue aquél oasis de alegría.
olvidos repletos de despertares,
noches insomnes dedicando pensamientos
esparcidos por la nada.
Anhelos equivocados,
silencios como palabras...
No importa si me escuchas.
Es tan doloroso el llanto
como lo fue aquél oasis de alegría.
martes, 19 de enero de 2016
Abecediendo
Abecediendo
Antaño buscaba caminos de entrega,
fulgores genuinos,
historias intensas,
jamáses karmáticos,
lunas llenas mirándome…
Naderías ñengas,
obsecuentes pregones queriendo rozar
sábanas tristes,
uniéndome vanamente, wagnerianamente,
xántica y zabordándote.
Antaño buscaba caminos de entrega,
fulgores genuinos,
historias intensas,
jamáses karmáticos,
lunas llenas mirándome…
Naderías ñengas,
obsecuentes pregones queriendo rozar
sábanas tristes,
uniéndome vanamente, wagnerianamente,
xántica y zabordándote.
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