lunes, 8 de diciembre de 2008

AQUELLAS PEQUEÑAS COSAS


“Son aquellas pequeñas cosas que nos dejó un tiempo de rosas”…”nos hacen que lloremos cuando nadie nos ve…” J.S.Serrat


Ahora no están. Igualmente termino de ver sus cosas así que seguramente no deben de haber ido muy lejos. Hubo una noche en la que hablamos. Estábamos durmiendo y entraron a nuestro cuarto. Nos despertaron y charlamos pero ya no recuerdo qué.
Otro día (estábamos de vacaciones) tuvimos el impulso de hacerlos felices. Sentimos que estarían mucho mejor si nos marcháramos y los dejáramos solos nuevamente. Después de todo estaban muy bien sin nosotros Y no es que nuestra aparición les quitó la dicha, pero es una “nueva forma”, a la que cuesta acomodarse.
Pensamos seriamente en evitar lastimarlos. Igualmente es absurdo pensar en ello. Solamente a nosotros se nos puede pasar eso por la cabeza.
Lo mismo sentimos cada vez que reacomodamos cosas en la casa.
Tal vez sea yo el que no se acostumbra a que vivamos los cuatro (de a ratos somos muchos mas).
Por momentos siento que ella, me pide que me comporte como él, porque está acostumbrada de esa forma… Es entendible… ¡Después de tantos años!
No importan nuestras costumbres, las cosas ya están dadas de esta manera. Cuando se le pide el favor a alguien de compartir un techo es muy poco agradecido llegar poniendo las normas.
Nunca antes habíamos tenido que compartir casa. Siempre habíamos forjado proyectos entre los dos, y eso de alguna forma nos convertía en dueños de nuestras decisiones y partícipes en los consensos. Tampoco nunca antes habíamos reacomodado el tiempo. Esos instantes en los que en un abrir y cerrar de puertas todo confluye y no se sabe si lo que está guardado en el cajón es parte del presente o del pasado...
Debemos admitir que no se nos pide nada a cambio. Solo que no molestemos con mi nuestro modo de vida y nos adaptemos a las circunstancias preestablecidas.
Nos cuesta. Sinceramente nos cuestan los matrimonios de a cuatro.
¿Cómo puede ser tan difícil la monogamia?